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FORMACIÓN TÉCNICO-CIENTÍFICA: CULTURA, POLÍTICA E INDUSTRIA
13
marzo
2025

FORMACIÓN TÉCNICO-CIENTÍFICA: CULTURA, POLÍTICA E INDUSTRIA

13 marzo 2025

En esta serie, examinaremos las dimensiones históricas, económicas y culturales de la educación técnica y científica. ¿Cuándo surgió esta rama del conocimiento? ¿Qué modelos le dieron forma? ¿Cómo beneficia a las sociedades industrializadas?

¿Dónde se enseña y por qué métodos? Al responder a estas preguntas, nos preparamos para el futuro con mayor conciencia y una estrategia económica más sólida.

La evolución de la formación técnico-científica

La educación técnica y científica nació de la necesidad de alinear el conocimiento práctico y tecnológico con las sociedades en rápida evolución, especialmente a partir de principios del siglo XIX, durante la industrialización. Desde entonces ha sufrido diversas transformaciones en Italia, en Europa y en todo el mundo, marcadas por las principales revoluciones industriales:

  • Primera Revolución Industrial (mediados del siglo XVIII): mecanización y energía de vapor
  • Segunda Revolución Industrial (finales del siglo XIX): Auge de la electricidad
  • Tercera Revolución Industrial (finales del siglo XX): Crecimiento de la electrónica y la tecnología de la información
  • Cuarta Revolución Industrial (principios del siglo XXI): Industria 4.0, integración de la fabricación digital y tradicional

Estos cambios han afectado en gran medida a las políticas educativas y a los mercados laborales.

Su estudio revela componentes clave de nuestra sociedad: la forma en que estructuramos la escuela, las jerarquías sociales y las profesiones, y pone de relieve la brecha a menudo innecesaria entre las humanidades y los campos técnicos. La formación práctica, la experimentación y el método científico siguen siendo fundamentales para tomar decisiones basadas en datos (informadas).

Los orígenes de la educación técnica

Los orígenes se remontan a hace unos 250 años, a la primera revolución industrial, las naciones comenzaron a reconocer las ventajas de la ciencia y la tecnología, lo que llevó a la fundación de las primeras escuelas técnicas.

En Italia, estas escuelas surgieron en el siglo XIX junto con el impulso del país para la unificación y el crecimiento industrial.

Figuras como Quintino Sella abogaron por la educación técnica para reducir  la brecha económica de Italia  con otras potencias europeas, lo que culminó en la ley de institutos técnicos de 1862, que ofrecía planes de estudio centrados en el mercado en campos como la mecánica, la química y la ingeniería civil. Casi al mismo tiempo, la Universidad Politécnica de Turín (1859) y la Universidad Politécnica de Milán (1863) se convirtieron en centros de educación en ingeniería y lideraron la expansión industrial de Italia.

En Inglaterra, el epicentro de la Revolución Industrial, las escuelas técnicas ya habían surgido a mediados del siglo XVIII, con escuelas técnicas e institutos mecánicos  que formaban a la mano de obra cualificada necesaria para impulsar el auge manufacturero del país.

Del mismo modo, Francia sentó las bases de su propia educación técnica a finales del siglo XVIII, fundando las Écoles d’Arts et Métiers (1780) y, antes, la École du Génie Militaire (1748).

Alemania emprendió un camino similar a principios del siglo XIX, estableciendo instituciones como la Gewerbeschulen (1835), que combinaba la educación teórica con el aprendizaje práctico, un enfoque vinculado a un crecimiento significativo en el empleo industrial y el espíritu empresarial.

Conclusión

A menudo aprendemos que la Revolución Industrial estimuló la urbanización y el progreso económico, pero rara vez escuchamos cuánto la educación técnica y científica ha sido parte integral de esta transformación. En el siglo XIX, innumerables jóvenes adquirieron el conocimiento y las habilidades necesarias para operar maquinaria sofisticada por primera vez en la historia. Ahora, frente a otra revolución industrial, necesitamos de nuevo un modelo educativo con visión de futuro, que haga hincapié en el aprendizaje técnico y científico para satisfacer las necesidades del mundo actual, que cambia rápidamente.

Massimo Temporelli

Presidente y fundador de TheFabLab

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